VIAJE A LO INESPERADO
Una vez leí que
viajar es la mejor manera de romper prejuicios y estereotipos. Tras pasar tres
semanas en Francia, he de admitir que el autor o autora de dicha frase tenía
razón.
Mi decisión de
realizar las prácticas FCT del Ciclo Superior de Guía, Información y Asistencia
Turísticas en tierras galas no fue premeditada, simplemente me dejé guiar por
mis ganas de aprender francés. Luego empecé a dudar pues mi relación con
Francia siempre ha sido la típica de amor-odio, un continuo «ni contigo ni sin
ti», hasta que un día decidí borrar de mi mente todo estereotipo y experiencia
pasada con esta tierra y dejar que la estancia me sorprendiera día a día.
El primer viaje a
lo inesperado tiene como protagonista a la ciudad en la que vivo, La Roche-sur-Yon, en la que
se respira a Napoleón, su fundador, por todos lados. Así lo demuestra la
estatua ecuestre que preside la plaza central de la ciudad, la homónima Place
Napoleón.
Otros atractivos de
la ciudad son la Iglesia
del Sagrado Corazón, de estilo bizantino, la Prefectura y el
ineludible Museo del Chocolate, donde se puede degustar este preciado
manjar mientras se descubre su historia y elaboración.
La Roche es también
una ciudad muy bien comunicada por tren, a poco más de media hora de Nantes y
otros lugares a los que por tiempo todavía no he ido pero que sin duda visitaré
en los dos meses que me quedan.
De Nantes he de
decir que es una ciudad preciosa y muy animada. A pocos metros de la estación
de tren te recibe su imponente castillo, además de un sinfín de bellos
monumentos y paraísos… quiero decir, tiendas de productos locales.
El segundo viaje a
lo inesperado lo realicé en la
Oficina de Turismo de La Roche-sur-Yon, lugar donde estoy realizando mis
prácticas FCT. Desde que llegué el primer día siempre me han tratado como a uno
más y día a día me ayudan en todo lo que pueden. Que algunos miembros de la
plantilla hablen español facilita las cosas a alguien con un nivel básico de
francés como soy yo, sin embargo al poco tiempo ya me hablaban en su idioma
para que aprendiera. Además, tienen mucha paciencia cuando me lanzo a
chapurrear algunas frases en francés y nunca se ríen, es más, agradecen mi
esfuerzo y mi interés. Incluso hay tiempo para sacar fotos a traición.
Esto es todo por ahora. Dejaré que mi viaje a lo
inesperado me siga sorprendiendo.
À bientôt!
Daniel Parrales
Mateos, 2º GIAT
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